martes, 19 de mayo de 2015

UNA MIRADA PINTORESCA A LOS PERSONAJES HISTORICOS POCO CONOCIDOS DE NUESTRA HISTORIA DE SONSECA.

FUENTE VALIOSÍSIMA DE DOCUMENTACIÓN " LA HISTORIA DE SONSECA EN ANALES" DE NUESTRO PAISANO E HISTORIADOR Francisco Gil Gallego  para conocer  año tras año los avatares en nuestro pueblo y sus protagonistas.
  Quisiera entresacar de su libro con este trabajito los personajes menos conocidos que pulularon por nuestras calles, ya sean por nacimiento o relacionados con Sonseca, dignos de divulgar sus quehaceres, con los que contribuyeron de una u otra manera a construir la realidad  actual de nuestro pueblo.
  Iré ampliando con datos de otros documentos escritos como MEMORIAS Y CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE SONSECA de Manuel Ballesteros Peces y los que me proporcionen Vds, si los tienen a bien.
   He buscado desde el año 1500 hasta el  2000. Los iré incluyendo por orden cronológico. 
   Francisco Hernández Blasco
   Nace en Sonseca Francisco Hernández Blasco, clérigo presbítero y grabador, autor de la Universal Redención, Passión, Muerte y Resurrección de Nuestro Redentor Iesu Chisto y... que se editó en 1584 en Alcalá de Henares.
 La segunda edición de su obra se publicó en Toledo con grabados en 1589.
  Contamos con un ejemplar en el archivo municipal de la 3ª edición publicada en Madrid en 1609 donada por don Francisco Peces Caberta a la vez recibida del Padre Dueñas.
    En su obra se refiere a Sonseca en una de sus estrofas.
   "También te cito a ti, mi patria amada,
Sonseca, aunque no sea ni viciosa,
conjunta a la ciudad tan celebrada
Toledo la imperial y suntuosa.
   A do la iglesia santa está implantada,
tenida con razón por milagrosa,
tu ante toda curia toledana,
abraza la cerviz a la romana..."  
   Pariente suyo, hijo de sonsecanos fue otro Francisco Hernández, nacido en La Puebla de Montalbán, doctor, protomédico general de Indias, y primer investigador de la flora medicianal de la Nueva España.

   María Gómez  (1582 - 1631)
   Ejemplo de bondad, humildad y sencillez.
   De la partida de defunción redactada por el párroco se puede entresacar:
   "Beata de la 3ª Orden de San Francisco. Murió con grandes aclamaciones de santidad fundadas en sus heroícas virtudes en que todo el tiempo de su vida resplandeció. Raras mortificaciones y penitencias estraordinarias, profunda humildad, crecido amor de Dios y del  prójimo en que resplandeció singularmente cumpliendo su vida en curar pobres lamiéndoles las llagas y cuidando de su sustento, y asimismo en extaordinaria piedad para con sus padres que sustentó y curó muchos años en la cama, con el trabajo de sus manos en que fue singular... en que recibió de Dios grandes mercedes particularmente en sentimientos y dolores de su pasión santísima con los cuales murió... puesta en cruz por tiempo... antes de su muerte con algunas señales visibles de esto mismo. Quedó muy tratable por espacio de vientidós horas que estuvo insepulto a que acudió toda esta Villa besando sus manos y pies y tomando de su hábito y despojos por reliquias, acompañándola a su entierro el mayor concurso de gente que jamás se había visto en esta iglesia. He puesto aquí esta suma corta de sus virtudes para gloria de Dios que las obró y ejemplo de los que las leyeren, de todo lo cual y otras muchas cosas puedo testificar y así lo declaro como persona que traté a esta alma más de siete años en que fui su padre de confesión. No dejó bienes los que todos los donó por Iesucristo siendo necesaria la obediencia para que no diese los necesarios desta vida mortal, como son una pobre cama de que usaba por enferma y otras las sillas de poco precio que rehusaron sus hermanos para costa de entierro y se obligaron a decirla algunas misas.
    Fue natural de esta Villa, hija de Juan Gómez, cirujano natural de Fuensalida y de Ana Matute Catalina de San Marcos, hermana del Ldo. Pedro Matute"

   Alonso Hidalgo
   Los únicos datos descubiertos es que fue pintor y en diciembre de 1583 vendió unas casas en Sonseca. 

   Juan Hidalgo
   Nació en Sonseca. Se dedicaba a mercadear, vender papel, plumas y tinta. Conoció los "Romances de Germanías de varios autores" recopilados por Cristóbal de Chaves. Al morir éste en 1602, Hidalgo los publicó en Barcelona con su nombre. Participó en una Justa Poética en este año organizada por Lope de Vega y otros poetas en Toledo. Por lo tanto, era mercader y poeta. 

   Luis Fernández
   Se sabe que era un pintor artístico vecino de Sonseca, cuya mujer Catalina Gómez, el 11 de abril de 1624 compró a Juana Rodríguez una parte de casa situada en la calle Real, camino de Casalgordo. 

   El coronel, Luis Carrillo
   Era vecino de Sonseca. Obtuvo el 4 de octubre de 1854 un escaño de diputado por la provincia de Toledo en las elecciones en el distrito electoral nº 20 (Ajofrín, Mazarambroz, Pulgar y Sonseca) a Cortes Constituyentes del Bienio Progresista de Espartero.
   En la desamortización de Madoz compró 80,7 fanegas por valor de 83.990 reales. 

   Saturnino Martín - Berdinos Marín
   Nació en Sonseca el 11 de febrero de 1841. Se ordenó sacerdote el 25 de mayo de 1866. Fue párroco de Villaverde (Albacete), de Mazarambroz, de Sonseca (1876 - 1887)  y profesor de Teología Moral de la Universidad Pontificia de Toledo, en la que pronunció en latín el discurso de apertura al inaugurarse el Seminario Central.


  Los sonsecanos residentes en Madrid, se reunían en su Parroqui de la Concepción para celebrar cada ocho de septiembre la festividad de la Virgen de los Remedios, patrona de Sonseca.
Más información en la entrada de este blog:
PRENSA 1906: LA PATRONA DE LOS SONSECANOS Y...

CONTINUARÁ

  
   
  

viernes, 15 de mayo de 2015

EL 8 DE MAYO, ISAAC MARTÍN DELGADO PREGONÓ LA ROMERÍA DE SAN GREGORIO 2015



MIRANDO AL CIELO

   Dignas autoridades civiles y eclesiásticas; Sr. Presidente y hermanos de la Cofradía de San Gregorio; queridos vecinos de Sonseca; señoras y señores:
Para alguien que ha nacido y vive en Sonseca es siempre un orgullo que le encomienden la tarea de pregonar una fiesta del pueblo, a pesar de la complejidad que el encargo supone en sí mismo. Ser pregonero es complejo porque implica abrir en cierto modo el interior de uno mismo, compartir ideas y reflexiones con personas a las que ni siquiera conoce y tratar de responder a las expectativas que, al menos los seres queridos, hayan podido hacerse. 

Isaac Martín Delgado da el pregón en la puerta de la ermita de San Gregorio
   Aún así, cuando el Presidente y el tesorero de la Cofradía, Valentín y Antonio, me invitaron a serlo, no dudé ni un segundo en decir sí. Y lo hice como muestra de apoyo a la valiente decisión que han tomado de asumir la dirección de una cofradía secular, que se encarga de organizar esta importante fiesta para todos nosotros y de mantener la devoción por San Gregorio. Hace apenas unas semanas se podía leer en la prensa provincial el siguiente titular: “La Cofradía de San Gregorio de Sonseca, al borde de la desaparición”. Hoy, gracias a la generosidad de unos pocos sonsecanos, que se suman así a la manifestada por tantos otros a lo largo de la historia, podemos seguir disfrutando de esta fiesta. Quiero, por ello, que mis primeras palabras sean de agradecimiento y reconocimiento a todos los miembros de la nueva Junta Directiva de la Cofradía, por dedicar su tiempo, sus esfuerzos e, incluso, su dinero,para que todos nosotros podamos disfrutar de esta fiesta. 

San Gregorio Nacianceno en la hornacina de su ermita.
   Me gustaría que se fijaran tan sólo un momento en la imagen de San Gregorio que preside esta Ermita. Por si alguno no pudiera verla desde donde se encuentra situado, se la describo: un joven Obispo, con un libro en la mano izquierda; la mano derecha, adornada con el anillo episcopal,situada en su pecho, a la altura del corazón; y la mirada hacia lo alto. En esta imagen está concentrada la esencia de la fe que él vivió y que se encargó de custodiar, como obispo, y de defender ante herejías de su época, como cristiano. Palabra, humildad ante Diosy ojos hacia lo alto fijos en Él constituyen la esencia de la fe, esa misma fe que nos congrega hoy aquí; esa misma fe a la que, sin embargo, casi no damos importancia; la misma fe que estamos perdiendo en nuestro día a día y también en nuestras celebraciones religiosas tradicionales. 
   Es la mirada de San Gregorio hacia lo alto la que va a centrar mis reflexiones en este Pregón, precisamente como reacción frente a la pérdida de fe que está llevando al deterioro de la sociedad y que se evidencia en esta romería.
   Hoy en día vivimos devorados por la velocidad del ritmo de vida. Nuestros trabajos, nuestros compromisos e, incluso, nuestras aficiones, nos llevan frenéticamente de un lado para otro sin tiempo para profundizar en el sentido de las cosas. Hemos perdido la costumbre de mirar hacia lo alto. A ello se une la incapacidad para salir de nosotros mismos y mirar más allá de nuestras propias necesidades y apetencias, que anteponemos a todo lo demás. El cada vez mayor ruido exterior y la introversión egoísta obnubilan nuestros sentimientos y nuestra voluntad y nos conducen a vivir en la superficialidad permanente.
   Ninguno de nosotros escapa de esta tentación. Esa mirada hacia lo alto que nos invita a hacer San Gregorio es, pues, más necesaria que nunca. 

Foto de la ermita en los años 50 del siglo XX
   Se cumplen hoy 440 años de una inmensa lección de nuestros antepasados. Ellos construyeron esta Ermita, allá por 1575, como tributo a San Gregorio para rogar a Dios, por intercesión suya, ante las plagas de langostas que arrasaban las cosechas en aquella época. Hoy en día, seguramente muchos de nosotros veamos en esta decisión una muestra de superstición, una forma de vivir la fe ya superada, propia de gente sin cultura y sin los medios tecnológicos que tenemos actualmente. Sin embargo, estamos ante una prueba profunda de fe, de la que mucho podemos aprender. Esta acción de los sonsecanos del siglo XVI es una auténtica mirada hacia lo alto, desde la certeza de que Dios, Padre y Creador, no deja de proteger a quien se lo implora pues, no en vano, es hijo y criatura suya. Una acción que podemos y debemos imitar en las múltiples necesidades que experimentamos a lo largo de nuestra vida, en los momentos en los que percibimos nuestra pequeñez, cuando sufrimos, cuando lo estamos pasando mal: Dios es nuestro Padre y nunca nos abandona. 

Fotografía de la ermita de San Gregorio a principios de los años 80
   Una ermita en medio del campo dedicada a San Gregorio supone, además, un reconocimiento de quienes nos han precedido en la vivencia de la santidad como estilo de vida.Los cristianos vivimos la vocación a la santidad, a la que todos los bautizados estamos llamados, con suma indiferencia, como si no fuera con nosotros. Llegar a ser santo exige no sólo ser bueno y no cometer grandes males, sino reconocer a Dios como Señor, entregarnos a Él y a los demás en nuestro día a día, sabernos importantes en el seno de una comunidad y poner nuestros dones, los muchos o pocos que tengamos, al servicio de todos.
   San Gregorio ganó su santidad desde la defensa de la fe y la fidelidad a la Iglesia en un contexto de expansión, pero también de grandes enfrentamientos e, incluso, de persecuciones, en el Imperio Romano Oriental del siglo IV. A pesar de querer dedicarse a la contemplación en soledad, como asceta, por obediencia se ordenócomo sacerdote y aceptó ser consagrado Obispo. 45 discursos, 244 cartas y más de 400 poemas hicieron que fuese declarado Doctor de la Iglesia. Lo definió muy bien el Papa Benedicto XVI: “es un hombre que nos hace sentir la primacía de Dios y por eso nos habla también a nosotros, a nuestro mundo: sin Dios, el hombre pierde su grandeza, sin Dios, no hay humanismo auténtico” (Discurso de 22/8/2007). 

La Banda de Música Juvenil acompañó al Santo con sus marchas en la procesión.
  
La procesión discurrió esta año por un itinerario más largo, iniciativa de la nueva Junta Directiva de la Cofradía.

 Es por ello que hoy, en Sonseca, lo sacamos en procesión a nuestros hombros, como señal de reconocimiento por su santidad y para mostrarlo a todos como ejemplo de vida.      Podemos y debemos, pues, acoger sus enseñanzas, aprender de sus valores, imitar su ejemplo.
   Una ermita en medio del campo implica, junto con todo lo anterior, expresión del respeto por la naturaleza, obra de Dios. Me ha llamado poderosamente la atención que en el programa de fiestas se nos advierta, de manera reiterada, de la necesidad de mantener limpio el prado y de no causar destrozos en la zona. Hemos perdido el sentido de la importancia de la creación, de la naturaleza, entendida como regalo de Dios al ser humano para disfrutar de sus dones como medio de subsistencia, pero también como legado que requiere de nuestro cuidado más exquisito para poderconservarlo.
   Detrás de todo ello hay algo mucho más profundo: hemos perdido el sentido de comunidad y la relación con nuestro Creador. Hijos de un mismo Dios, todos somos hermanos. Creados con capacidad para trascender de nosotros mismos, estamos llamados a elevar nuestra mirada para dirigirla hacia lo sobrenatural. Desde el lugar que ocupamos cada uno de nosotros, hemos de poner nuestros dones al servicio de los demás.Por eso, lo digo una vez más, es necesario mirar al cielo, ser conscientes de que hay Alguien superior a nosotros que nos ha regalado todo –la vida, la naturaleza, las cosas que tenemos, lo que somos–.
   Un día de romería esuna auténtica fiesta. Supone reunirse alrededor de una ermita para confraternizar, descansar, divertirse como comunidad local. Pero también para celebrar algo. En nuestro caso, la festividad de San Gregorio, que coincide este año con su día. Ello implica reconocerse miembros de una comunidad espiritual, la Iglesia, que comparte su fe en Dios y su devoción a San Gregorio transmitida por nuestros antepasados. Pero exige, en uno y otro caso, ser conscientes de que una y otra, la comunidad local y la comunidad espiritual, requieren de nuestra entrega, y no de nuestro aprovechamiento egoísta, de nuestra generosidad con los demás, de nuestro reconocimiento de que el otro es hermano.
   Estamos, por tanto,ante una fiesta de la fe. Una fiesta religiosa de esta naturaleza, por definición, tiene dos características: de un lado, la de peregrinar como comunidad por devoción a un santo; de otro, la de, tras la peregrinación, realizar una celebración popular en el campo, alrededor de la ermita. La primera la hemos perdido; la segunda, estamos a punto de hacerlo, porque la centralidad de la ermita y de su santoen la fiesta cada vez es menor. 

En los años 60, los romeros se acercaban a venerar a San Gregorio montados en carros encalanados.
  Pero nunca es tarde. Estamos a tiempo de reaccionar y trabajar por volver a nuestras raíces, de recuperar esa peregrinación desde el pueblo hasta la ermita. Me consta la ilusión renovada de la nueva Junta. Os propongo hoy aquí, como homenaje a nuestro Santo, volver a organizar la peregrinación, proponer, sin complejos, recuperar el sentido religioso de esta fiesta, tan diluido. Que esos carros adornados vuelvan a subir desde el pueblo a la Ermita, pero no como simple tradición, sino como manifestación de la fe, de un pueblo que peregrina y se pone en camino para honrar a su santo y, con él, al mismo Dios.
Termino esta breve reflexión con un texto del propio San Gregorio que expresa, mucho mejor de lo que lo he hecho yo, lo que he intentado transmitirles:
   “Reconoce de dónde te viene la existencia, la respiración, la inteligencia, la sabiduría y —lo que es más importante— el conocimiento de Dios, la esperanza del reino de los cielos (…).  Reconoce, además, que te has convertido en hijo de Dios, coheredero con Cristo y, por usar una imagen atrevida, ¡eres el mismo Dios! (…).
¿quién te permite ver la belleza del cielo, el curso del sol, los ciclos de la luz, las miríadas de estrellas y toda esa armonía y orden que siempre se renueva maravillosamente en el mundo, haciendo alegre la creación como el sonido de una cetra?
   ¿Quién te concede la lluvia, la fertilidad de los campos, el alimento, el gozo del arte, el lugar donde habitas, las leyes, el estado y, añadamos, la vida de cada día, la amistad y el placer de tu parentela?
   ¿Quién te ha colocado como señor y rey de todo lo que hay sobre la tierra? (…) ¿quién te regaló esas características tuyas que te aseguran la plena soberanía sobre los seres vivientes? Fue Dios.    ¿Y qué te pide Él, a cambio de todo esto? El amor. Te pide constantemente, primero y sobre todo, amor a Él y al prójimo. El amor a los demás lo exige lo mismo que el primero. ¿Vamos a ser tacaños para ofrecer este don a Dios, después de los numerosos beneficios que de El hemos recibido y que nos ha prometido? ¿Nos atreveremos a ser tan desvergonzados? Él, que es Dios y Señor, se hace llamar Padre nuestro; ¿y nosotros vamos a renegar de nuestros hermanos?
   Estemos atentos, queridos amigos, para no convertirnos en malos administradores de lo que se nos ha regalado. (…)
   Comportémonos de acuerdo con aquella suprema y primordial ley de Dios, que hace bajar la lluvia sobre justos y pecadores, y hace surgir el sol igualmente para todos; que ofrece a todos los animales de la tierra el campo abierto, las fuentes, los ríos, los bosques; que da el aire a las aves y el agua a los animales acuáticos; que a todos reparte con gran liberalidad los bienes de la vida, sin restricciones ni condiciones, sin ningún límite”. (Discurso 14). 
   Miremos al cielo.
   ¡Viva la devoción a San Gregorio Nacianceno! ¡Viva Sonseca!

Isaac Martín

domingo, 10 de mayo de 2015

SANTIAGO BÉNITEZ, UN SONSECANO EN LA II GUERRA MUNDIAL



Santiago, el pequeño de Mauthausen

Marta García/Toledo - martes, 5 de mayo de 2015

Santiago Benítez en 1995

Entró en el campo de concentración austríaco el 19 de diciembre de 1941. Santiago Benitez, de Sonseca, soportó la hambruna, las heladas, las palizas y las duras condiciones diarias

mgarcia@diariolatribuna.com



   
«Lo mejor era ser pequeño y fino», le dijo Santiago Benítez a su hijo Joachim días antes de morir. Le contaba anécdotas a menudo de todos los acontecimientos históricos que había vivido cuando era joven -La Guerra Civil como combatiente republicano y la Segunda Guerra Mundial junto al ejército francés- pero no quería despedirse de él sin hablarle un poco más de sus años en Mauthausen y de las penurias que soportó hasta que el ejército aliado liberó el campo el 5 de mayo de 1945.
    Hoy se cumplen 70 años de aquella fecha memorable, pero Santiago ya no está en este aniversario porque murió el 5 de octubre de 2009, con 91 años. Este abuelo menudo y vivaracho no se marchó en silencio porque llevaba años relatando anécdotas y vivencias de los años de la deportación y quiso a última hora que su hijo supiese que estuvo prisionero en el campo central de Mauthausen unas semanas, que le condujeron al de Steyr, uno de sus apéndices situado a 30 kilómetros, y quizá este traslado le salvó la vida porque en este campo recién creado «los muertos eran menos numerosos».
    También le trasmitió que fue  «una oportunidad» porque Mauthausen «era un campo de muerte» constante debido a las duras condiciones, al trabajo sin fin, a la hambruna, los fusilamientos, las cámaras de gas y los golpes que propinaba la SS. «Un campo de muerte lenta en el que sólo sobrevivían los más fuertes», recuerda Joachim de aquellas últimas conversaciones. Así que Santiago, con el número 4.514 cosido al pijama de rayas, logró sobrevivir, entre otras cosas, «porque necesitaba menos comida» que otros prisioneros. Era pequeño y fino.


    Mauthausen.
    El joven de Sonseca tenía 23 años cuando fue trasladado a este campo de concentración austríaco, que abrió sus puertas en 1938, cinco meses después de la anexión de Austria al III Reich, y recibió los primeros prisioneros procedentes de Dachau. En aquella época era un reducido recinto construido a pie de una cantera de granito, pero en pocos años se convirtió en un gran conjunto de campos de concentración en manos de los mandos de la SS. Santiago llegó en un convoy, uno de los tantos que transportaron a más de 7.000 españoles desde 1940 hasta la estación de Mauthausen.
    Atrás quedaron esos meses previos en el campo de prisioneros de guerra -Stalag 17B- donde llegó tras su detención por los alemanes en uno de los combates junto al ejército francés. El trayecto a Mauthausen se convirtió en un calvario por la cantidad de gente hacinada en los vagones, sin apenas comida ni bebida, pasando frío, calor, orinando en un rincón, conviviendo días y días con pasajeros que morían por las duras condiciones. Santiago solía contar anécdotas de estos años a su familia, pero se guardaba «los detalles más horribles para evitar hundirse de nuevo en el infierno del campo», recuerda Joachim, así que tampoco le ha escuchado hablar de los traslados ni de esa llegada a Mauthausen el 19 de diciembre de 1941.
    Aun así, los viajes siempre seguían el mismo patrón. El tren paraba en la estación, a 5 kilómetros del recinto, y los miembros de la SS dejaban sentir sus pasos merodeando por los vagones antes de abrirlos de golpe y ordenar a los prisioneros que salieran a gritos achuchándoles los perros. Y tras obligarles a ponerse en fila se iniciaba una larga caminata, de noche o de día, hasta el campo.


    El día a día.
    El trabajo en la cantera era una prioridad para los nazis, aunque los primeros prisioneros se emplearon en la construcción de los recintos. El objetivo principal era la obtención de piedra para una empresa que se encargaba de las obras monumentales, aunque más tarde se utilizó a los deportados para la industria bélica. El invierno ponía a prueba a los prisioneros porque las temperaturas podían alcanzar los 30 grados bajo cero de madrugada.
    Santiago se levantaba del jergón muy temprano, como el resto, para la llamada y el recuento de la mañana. Algunos días el frío se metía en los huesos, pero había que formar y estar disponible para evitar represalias. «Mi padre se acordaba bien del terrible invierno y de las heladas de 1942». Todavía recuerda a su padre pronunciando ‘Snell, snell’ (más de prisa, más de prisa), lo que decían los guardianes alemanes cuando querían intensificar el ritmo de trabajo.Y lo siguiente era golpear con varas a los más lentos o  a quienes encontraran más a mano.
    Santiago no pudo esquivar los palos. «Un día de trabajo recibió  numerosos golpes en la espalda durante la jornada que le causaron bastantes heridas. Esa misma noche ni siquiera soportaba el peso de una tela que le servía como sábana, pero el andaluz Faustino Vizcaíno, uno de sus compañeros de barracón, se tiró toda la noche levantando la tela con sus rodillas para que no le hiciera mal en la espalda». Y el mismo favor tuvo que hacerle Santiago en otras ocasiones. Y Faustino se convirtió en su hermano.
    A Joachim le impresionó la historia por su carácter solidario, pero no fue la única que le contó. «La solidaridad se ejercía en el campo con respecto a la comida y algunos deportados intentaban robar alimentos porque eran insuficientes y los distribuían entre los que menos comían porque era importante estar fuerte para el trabajo diario», relata. La hambruna causó muchas muertes en Mauthausen en estos años. Algunos prisioneros no se sostenían en pie y caían al suelo. Eran sacos de huesos de cuarenta kilos.
    El periodista Carlos Hernández relata en ‘Los últimos españoles en Mauthausen’ que los recuerdos más penosos tenían relación con la falta de alimento. En principio, la dieta se impuso desde Berlín, unas 2.300 calorías diarias, pero en el campo no se aportaban ni 1.500 calorías por deportado pese a que necesitaban muchas más para poder cumplir con las maratonianas y duras jornadas de trabajo. «Y la esperanza de vida era sólo de seis meses», apunta Hernández en su libro.
    Santiago aborreció durante muchos años los nabos porque prácticamente nadaban en el caldo que comían los deportados a diario. La ración, que solía administrarse en el lugar de trabajo, se completaba con patata, un trozo de zanahoria y de vez en cuando variaban la verdura. El resto del día había que resistir con un café aguado o similar, un chusco de pan a repartir entre varios y algo de embutido si había suerte. «Mi padre me contó que una vez los guardianes les obsequiaron con una sopa con ensalada», pero traía regalo «porque fue especialmente laxante». Y aún siendo «pequeño y fino» Santiago tenía un permanente vacío en el estómago.
    Santiago tuvo suerte y no se acercó a la enfermería en todos estos años aunque, a veces, le molían a palos. «Un traslado a la enfermería no era buena noticia y menos si era a la del campo central, sinónimo de muerte garantizada», explica su hijo.    Escuchó en muchas ocasiones hablar del ‘Doctor Muerte’ y de sus famosas inyecciones de benceno, pero no coincidió con él a pesar de que compartieron bastantes años en el campo en las mismas fechas porque Santiago estaba a 30 kilómetros de Mauthausen.

    Cine y fútbol.
    El domingo era día de descanso en Mauthausen y en los campos anexos. Ese día había un partido de fútbol y algunos españoles se encargaban de organizarlo. Era una forma de amortiguar el infierno, de recibir más ración de comida y, sobre todo, de sacar del aburrimiento a los nazis. Pocas veces se habla de ello cuando se relata lo ocurrido en Mauthausen, pero lo cierto es que era un buen respiro.
    Así, al menos, se lo transmitió años después Marcelino López, de Santa Olalla, que también pasó varios años en el campo, al historiador norteamericano D.Wingeate Pike, que a su vez lo reflejó en ‘Españoles en el Holocausto’. Además del fútbol los alemanes sorprendían, a veces, a los deportados.        «Tras una jornada de trabajo forzado nos fuimos a dormir un poco, pero, de repente, los encargados del barracón nos exigieron a todos que saliéramos fuera, metiéndonos prisa con golpes de garrote. Todos pensábamos que iba a pasar algo malo, pero cuando salimos los alemanes empezaron a gritar ‘Alles Kino’ (todos al cine) y no entendimos nunca porque nos llevaron a ver una película», le comentó Santiago a su hijo en una de sus múltiples anécdotas. «Nunca lo entendió, pero siempre lo contaba como síntoma de esa locura de poder».
    A Joachim le impresionó más cuando su padre le confesó con 91 años que se derrumbó al cumplir los 25 en el campo. También era domingo y compartía un rato de charla con otros deportados españoles.  «Al recordar los años que llevaba fuera de casa y cómo estaba pasando su juventud se levantó, se dirigió a la parte de atrás y rompió a llorar, pero poco después sus camaradas fueron a reconfortarle.

    La liberación.
    Poco contó Santiago sobre la entrada de las tropas aliadas aquel 5 de mayo de 1945 en Mauthausen y los campos anejos. Entonces el sonsecano pesaba 38 kilos y estaba falto de fuerzas. Le repatriaron junto a otros muchos deportados a París dos semanas después y se alojó en un hotel. Fue la primera parada antes de poner rumbo a Toulouse, donde recibió ayuda de una familia de emigrantes españoles y pasó un par de años trabajando y esperando qeu se pusiera fin al exilio pronto para regresar a España, algo que no sucedió y terminó casándose en Francia y viviendo allí el resto de su vida.
    Los primeros años en libertad fueron complicados. Un examen médico a fondo reveló un total de trece enfermedades asociadas a sus años en el campo. Santiago intentaba superar esos tres años y medio de horror, pero lo cierto es que por las noches las pesadillas le sumían de nuevo en Steyr, pero poco a poco fueron desapareciendo y el nacimiento de Joachim en 1955 le ayudó bastante a recuperarse. Aun así, Santiago no pudo olvidar algunas escenas a pesar de su aparente normalidad y a su hijo le llama la atención que meses antes de su muerte volviera el infierno del campo de vez en cuando.

    El reencuentro.

   Santiago no tuvo contacto con otros toledanos en el campo de Steyr, aunque a partir de 1940 llegaron muchos deportados de la provincia. Pero años después, en los distintos memoriales y actos tuvo contacto con los hermanos Pedro y Víctor García, de Polán, y con Fermín Perulero, de Consuegra. Si bien, el reencuentro que más ilusión le causó data de 1995. «Fuimos él y yo a Mauthausen y al final del día reconoció a un hombre más mayor que él entre el público. Ambos se observaron y se abrazaron con fuerza, emocionados y con una alegría inmensa», comenta Joachim, «pero como si los dos hubieran visto un fantasma».
    Cuando se despidieron le preguntó por él y le dijo que se habían visto en el campo, los dos pensaban que el otro no había sobrevivido y tras 50 años se habían reencontrado. Aquel señor era Esteban Pérez, de Portillo, el deportado número 5.042 al que La Tribuna entrevistó en 2010 para un reportaje. Santiago ni siquiera supo que era toledano ni cómo se llamaba, le bastó con ese cálido abrazo de hermanos. Volver a Mauthausen les daba fuerzas, era una manera de superarlo.



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EL OTRO tiempo DE UN PUEBLO...

DE BUEN NACIDOS ES...


Gracias amigo visitante por compartir este paseo por esta singular visión de mi pueblo, fruto de inquietudes recopiladoras desde...

Gracias, por ocupar parte de su tiempo en descubrir estos retazos, fragmentos, pinceladas de un laborioso pueblo como Sonseca, que ha demostrado a lo largo de su Historia saber superar con inteligencia creadora y ejecutiva las circunstancias más desfavorable.

Gracias, por leer y observar mis "entradas" metidas a golpe de corazón, como intuyendo lo que nos une y nos anima a seguir ampliando nuestros límites personales afianzando lo que somos y de donde venimos.

Disculpas por las erratas que siempre lleva un texto escrito aunque se haya realizado con lo mejor que uno ha aprendido.
























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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